Ante el exceso de estimulación que existe actualmente, he implementado un sistema que quiero compartir hoy contigo.  Si a mi me está sirviendo, también puede ayudarte a ti, que quieres sentirte bien.

Estamos viviendo un periodo que nos resulta excesivamente convulsionado y demandante.  Estamos bombardeados por demasiadas ideas, teorías y noticias escalofriantes a diario.  A través de las redes nos enteramos de muchísimo más de lo que necesitamos saber.  Y nuestro sistema nervioso colapsa… Nos sentimos agotados, abrumados, ansiosos.  Perdemos nuestra capacidad de sentir a ritmo humano.  De disfrutar una comida con calma, de leer un libro o mirar por nuestra ventana una puesta de sol.

Ya “no tenía tiempo” para los pasatiempos que me gustaban.  Me di cuenta de que cada vez que tenía un ratito para relajarme, agarraba el teléfono y me metía a mirar lo que sea, casi como una obsesión o adicción sin control: Redes sociales, cosas en venta, panaceas de todo tipo, conspiraciones y tantas cosas más. ¡Incluso mientras estaba sentada en el baño!

Al finalizar el día apenas me quedaba energía para un suspiro y dormirme, a horas insanas, con una sensación de que el día había pasado volando y frustrada por no haber logrado hacer nada de lo que me gusta.  Además, mi cuerpo estaba manifestando claras señales de que algo andaba mal.

Sentí que había perdido incluso la noción de lo que dura 1 hora.  Porque un paseo de 1 hora es exquisito y suficiente, nuestro cuerpo y nuestra mente logran captar lo que ocurrío durante esa hora.  Pero 1 hora absorta en una pantalla es como un suspiro.  De pronto, levantaba la cabeza y ya era de noche.

Es por eso que decidí, desde hace unos días, apagar mi teléfono (y mi otro teléfono y mi Tablet, notebook, TV y etc.) durante 1 hora al día, sagradamente.  Pero no durante 1 hora de sueño, sino durante 1 hora de vigilia.  Y durante esa hora, salgo a caminar, leo, cocino, hago ejercicio o simplemente miro por la ventana.  Tomo consciencia de mi respiración y de mi existencia.  Me conecto con el amor y dedico un pensamiento a cada Ser amado.  También juego y converso con mi gata.  Y me prometo a mí misma realizar lo mismo, nuevamente, al día siguiente.

Es un regalo para mí, el Ser más importante de mi vida.

Y es increíble como se comienza a hacer necesario ampliar esa hora.  Para volver a ser lo que soy: una mujer, un alma viviendo una maravillosa experiencia humana.

Mi promesa es pasar a 2 horas.  Y así sucesivamente.

Te lo comparto como idea…  Tal vez te pueda servir.  Es muy simple, puedes empezar así:  “Sólo por hoy y para auto cuidarme, apago todo estímulo innecesario durante 1 hora, la que dedicaré a todo aquello que me haga feliz”.

Y no te respondas “es que no tengo tiempo”.  Porque tiempo hay.  Sólo que hemos perdido la noción y el valor de éste desde que tenemos tanto dispositivo electrónico a la mano.  En serio te lo digo: puedes hacerlo.  Puedes volver a conectarte con la vida real y en tiempo presente, que es el único momento en que de verdad puedes hacerlo.  Porque mañana no existe, sólo existe un ahora que puedes aprovechar para vivir.